OJOS MOROS

OJOS MOROS

Te voy a hablar de un poema, de un amor infinito,
te voy a contar de nuestro amor que llora de alegría,
de labios que se juntan,
y beben del embrujo de tu frescura, mujer.
Este poema habla de nosotros dos,
de nuestros sentimientos y como me gustaba enamorarte,
me cuenta de tus besos apasionados, de tus besos brujos,
de esos besos atrevidos, me refiero a los besos ardientes.
Esos besos que compensan los malos tiempos,
son besos que despiertan las ganas de vivir,
besos que estimulan, renuevan, que levantan pasiones,
esos besos devoran los sueños, acarician los sentidos
y alimenta el espíritu.
El poema habla de todo lo que representas para mí,
pero, también habla de pureza, habla de sentimientos
y emociones que se enredan entre sí,
que mezclan el suave perfume y envuelven tus cabellos
con el rocío de tu piel fresca
y me hacen caer rendido entre sus brazos.
¡Este es un amor infinito que clama por abrazarte!

El poema habla de amor, de un amor profundo, de un amor bendito,
me cuenta del almíbar de tus besos de niña traviesa
y es, en tus ojos moros en donde encuentro un verso del poema,
que rima con el destello de tus miradas,
me habla de una tormenta perfecta, de frenesíes,
de un huracán de intensas pasiones.
El poema me dice de tu manera de ser, de tu forma de mirar,
de crear, de imaginar, de inventar,
de caricias, de fuego ardiente, de suspiros,
me habla de tu aroma, de tu femineidad,
de la sangre fresca que recorren tus venas,
de un latido en tu corazón, de uno que lleve mi nombre.
Me cuenta de mil sueños de divina dulzura,
me dice de la gentileza de tus labios, de tu belleza radiante,
del suave roce de dos cuerpos desnudos, que se unen,
de más caricias y de tu piel bronceada por el sol.
Me habla de besos húmedos, de pasiones encendidas,
de enamoramientos hasta perder la razón.
Por eso, por dónde vaya y por donde me lleve la vida
llevo conmigo tu olor y tu sabor.

Entonces, puedo decir sin temor a equivocarme,
he cumplido con mi destino, puedo morir en paz…