Mujer

Mujer, abrázame fuerte,
abrázame hasta con el pensamiento
abrázame y dime “te quiero”,
como si en ello se te fuera la vida,
como si fuera tu último suspiro.
Abrázame como si fuera un amor prohibido
y dime que me quieres, que recuerdas nuestros sueños,
fueron sueños ardientes, sueños alegres,
fueron sueños de amor,
sueños que humedecen el cielo de sublime fantasía.
Mujer, no serías un verso de amor,
si el sol no brillara por ti en el horizonte,
esa necesidad de llenar tu cuerpo de caricias,
vibrando y sintiendo la pasión de tus besos.
Tuvimos una oportunidad de ser intensamente felices
y ahora, añoras estar a mi lado,
entonces, dilo desde lo profundo de tu alma,
abrázame con la fuerza de un corazón enamorado.

Mujer, no serías un verso de amor,
si tus besos no me hablaran de abrazos y caricias,
sí tus besos no me hablaran de muchas cosas más,
por ejemplo, de abrazos llenos de ternura,
abrazos que dibujan en tu bella piel, tu esbelta figura,
son abrazos que dejan huella, vienen sembrados de miel.
Mujer, me declaro tu ferviente admirador,
la verdad, eres majestuosa como una diosa
y si alguien pudiera resplandecer como tú,
nuestro mundo estaría dispuesto de una belleza inconmensurable.
Invitas al placer, es esta sed de amor por cada uno de tus besos,
mis labios con los tuyos, en cada amanecer,
para tocarte, besarte, acariciarte.
A veces, no comprendemos la felicidad que nos rodea,
el amor pone fuego celestial y nace de adentro,
por eso, abrázame hasta con el alma,
con ansia infinita, con fiero deseo
y dime te amo.

No hay lugar para nada más que, para amarnos,
es un lazo imposible de romper,
es tocarnos con deseo, con pasión, con infinita locura.