Al caer la noche

Al pasar revista sobre lo que fue mi vida,
veo con dureza las cosas que pudieron ser y no fueron.

Sombras matinales que ahora me atormentan;
pues ya sin fuerzas y cana al pelo, es que puedo entenderlo.

¡Oh destino que mal me trataste,
acaso de mí te olvidaste!
suspiré incesante sin hacer nada más que quejarme.

Mas ahora, ahora que he llegado al ocaso de mí vida,
es cuando al fin puedo sentarme a meditar y ¡pienso!
¿Existirá eso que llamamos destino
o tan sólo es una excusa para justificar nuestras derrotas?

No lo sé y quizás nunca lo sabré,
de lo que si estoy seguro es que si existe tal cosa
en nuestras manos está el poder para cambiar su rumbo
y ponerlo a nuestro favor,
y al caer la noche decir que nuestra existencia si valió la pena.

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