Recuerdos desde el presente

poema de Acero etereo

Tengo vagos recuerdos de mi adolescencia, si, todavía algo queda, era yo uno de esos salvajes hijos del fuego que entregaba su interés al momento, nada existía antes, ni nada después.
Sentía pasión por todo lo que me rodeaba, odiaba, amaba, gritaba y le aullaba a las estrellas que bañaban mi inexperiencia.
estaba loco por la vida, no existían consecuencias para mis actos por eso me permitía hacer lo que se me de la gana. Fui mil personas distintas, viví mil vidas en unos años.
Me emborrachaba de vino y de kerouac, de Burroughs y Ginsberg, también de tabaco y de sexo; sexo de horas, de minutos, sexo torpe, sexo divino, sexo oral y sexo escrito.
Como ardía mi alma en esos tiempos, nada mas importaba que conseguir unos pocos pesos para cigarrillos y algo de beber, después matábamos las horas en plazas y descampados, inventando futuros y adueñándonos del mundo.

Y ahora, ahora me muero en este colchón húmedo y viscoso, en riscos de benzodiasepinas y malos augurios.