TU
Fuerza inspiradora de todos los sueños
Compañera invisible de todos aquellos momentos
Suspiro envolvente nos llenas de recuerdos
Tu
Inseparable creadora de suspiros y de deseos bellos
Despertar profundo de cada nuevo día, creadora de anhelos
A tu mundo mágico nos llevas
Tu
Que hablas el lenguaje de los poetas
Llenándolos con tu luz, transportándolos siempre por el camino de las estrellas
Apoderándote de sus mentes
deslizándote suavemente por sus almas
convirtiéndote
en poema.

Este Mundo Está Condenado
Le Espera Destrucción
Dios Que Es Infinito Amor
En Ti Ha Pensado
Y Te Quiere Salvar
Solo Tienes Que Aprender
A Hacer Su Voluntad
Su Palabra Estudiar
Sus Normas Obedecer
Mira Que No Es Complicado
Todos Podemos Llegar
A Obtener Su Aprobación
Sí Con Alma Mente y Corazón
A Dios Le Damos Nuestro Amor
Y Él Que No Es Injusto, Ni Miente
Recompensará Nuestra Decisión
De Servirle Con Devoción
Así, Tu y Yo Eternamente
Viviremos En Un Mundo Mejor.

No la contendré más
la liberaré
seré feliz
no me importa como resultes

Al fin te derrites ante mi
deseaba esto con el alma
no tienes escapatoria
me perteneces y yo te domino

Reza lo que quieras
llora cuanto puedas
reflexiona lo que alcances
muere el resto del tiempo

No te arrepientas por lo que hiciste
y dejaste de hacer
ya no tendrás más para pensar en eso
disfruta de tus errores será lo último que pensarás

Buhona solitaria que en la calle andas,
vende tus ojos de fuego escarlata.
Mírate mujer sin tiempo,
aguija la sonrisa que la pena esconde;
tu belleza es candil de madrugada;
no llores que el alma es santa.
Tibias luces flanquean tu rostro
en la espesa tiniebla que cubre tu norte.
Buhona de rama y viento
préstale a la luna su blancura
y cose un manto que
vista tu talle andaluz.
La sutileza de tus manos
chapadas en oro y plata
vende rosas frente a la iglesia
donde sueñas casarte

Parado en el borde
Del valle de las cenizas
Esperando paciente
A que todo lo inerte
Que habita entre este estas piedras calizas
Nazca de nuevo o retorne
Trayendo los colores
Cambiando los sabores
De las frutas
Que nunca debimos comer

Al lado de un mar negro
Por donde ningún barco se atreve a pasar
Donde el desasosiego y la ira
Es lo único que parece navegar
Entre el oleaje brumoso
Una ciudad empieza a flotar
De hierro herrumbroso
Y cielos de metal