Otoño de la niñez, primavera de la adultez
No pienso escribir los versos más tristes esta noche, ni escribir como una madre a su
descendencia para que, apegada a su pecho, pueda dormir.
Busco ese dulce punto de los humanos donde nada es divino, donde aquel más virtuoso,
si le das una máscara, es un vil asesino.
Reniego de esos amores fugaces, como una sonrisa en el metro, o de esos que duran tanto
que nunca sabrás si realmente es costumbre o amor verdadero.
Odio las sonrisas de los millonarios, construidas sobre las almas de millares de esclavos.
Maldigo esos estereotipos que nadie cumple, que solo son una pala para cavar nuestras
depresiones.
Saludo a aquel que vive con la incertidumbre, que aprieta su cinturón, pues el fin de mes
le aterra.
Celebro a aquellos que saben la verdad de esta vida, mas no la comparten.
Me apena aquel hipócrita, cual científico que descifró el universo y aún cree en un Dios
único.
Me horrorizan aquellos con tanto talento, que lo que yo intenté durante años, a ellos les
resulta al primer intento.
Me martirizan las tardes de viernes, donde todos vuelven a casa cansados de su vida; la
luz de los semáforos, las palabras del loco de la esquina, que, si bien le digo loco, un par
de veces también las he pensado y eliminado al momento, ya que por más que piense,
no llevan a ningún lado.
Quedo sin palabras ante el viejo indigente que perdió todo en un momento y nadie le
tendió su mano, ni siquiera le escupieron esperanza: solo le dieron palabras, igual que
este texto que solo habla de quejas y no de soluciones.
Se me olvidó el romanticismo, pues se me acabó la niñez y me di cuenta de todo, y es
una triste verdad, pero prefiero cargarla solo.
Que, si bien todo esto podría ser una despedida para un suicidio, no soy lo suficientemente
valiente; bien lo saben las cuerdas, las pastillas y el vacío.
Pero, ¿qué hacer al respecto?
Me maldigo a mí mismo, por no poder hacer nada más que esto.






Comentarios & Opiniones
Excelente poema, un gusto leer algo tan aferrado a la inocencia aún sabiendo lo dura que es la realidad. Animo y espero sigas compartiendo tus versos.
Un abrazo hermano, la vida es un juego, pero no hay nada mas serio que el juego... El hambre de días luminosos es muy grande, pero podemos crear de la nada una historia alegre, finalmente la existencia es aprender...
Que fuerte y cierto, me da nostalgia de cuando pequeños no entendemos las cosas y ahora solo lo dejamos ser.
Ojala escriba más, narices! Que de un aleteo el ave no llega al cielo, pero espero, algún día, que de un aleteo causes una tormenta!!
Me agrada el título y coincido con muchos de tus versos, se nota que eres buen observador, mente científica, así expresamos claridad y realidad. Grato leerte.
Gracias por sus comentarios, los agradezco de corazón.
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