128. Agonía
No encajo conmigo misma
desaparecer por un tiempo ilimitado.
Tienes razón
no te vendaría las manos después de haberlas puesto sobre el fuego
sino que te daría las mías de ser necesario
pero si no encajo conmigo,
¿cómo iba a hacerlo contigo?
Es ridículo pensar que hay espacio
que hay futuro
sin existir hoy.
Estoy cansada
y me alegro.
Pues el dolor es amigo del arte
¿y cómo iba entonces,
a escribirte
sin estar triste?
Llamo a Dolor de nuevo,
que alguien le diga que el silencio
es más que certero.
Quizás se asusta cuando el silencio
eterno
sea el mío.
Parezco vagar por la demencia
expreso un porcentaje escaso de mis pensamientos
algo más si los dejo por escrito
pero ni yo los entiendo.
Perdida en la agonía de la duda,
provista de ataduras,
¿quién me ayuda si no sé qué necesito?
¿Quién me ayuda si ayuda no pido?
¿Quién nos ayuda si solo unos pocos perciben
la poesía,
detrás de la misma?
Me asfixio
no sé por qué
pero me asfixio.
Quizás sea el tabaco lo que tanto me ahoga.
Quizás cambiar de vida sea eficaz
cambiar de mente
cambiar de cuerpo
quizás el alma también.
¡Sacadme de esta jaula!
Nada.
Vida se detesta
no aguanta
su pecho se contrae
parece que a explotar vaya.
Lo siento,
espero no haberte salpicado.
© Escultura y fotografía: Luc Sesselle
© Texto: Saida Cerdán
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Cuando sentimos dolor escribimos más y más sin parar sabiendo que lo que queremos pronunciar es nuestra alma plasmada en el papel.tus letras son magníficas felicitaciones saludos cordiales beso.
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