Tristeza
La tristeza parasita en mí.
Vive en esta hoquedad que antes habitaban alegres mariposas y mi estómago,
La siento moverse en mi garganta,
como si me hubiera atragantado con tu nombre y la única forma de sobrevivir fuera gritándolo para expulsarlo de mi,
La tengo colgada de los rojos ojos,
Y frunce mi entrecejo y le da a mi rostro el inequívoco aspecto de la melancolía.
He perdido peso.
La tristeza consume mi energía,
lo que es lo mismo que decir que se lleva mi vida.
No duermo bien,
no tengo hambre,
Solo me contenta vomitar mi dolor escribiendo en el celular,
mientras tú ríes y haces planes y vives y niegas cualquier posibilidad de amarme porque te conocí así, en tu mundo,
como si eso no significara que ambos tenemos mucho que perdonarnos mutuamente.
Ya casi me harté de pedirle a Dios envié alguna señal que le dé sentido a este padecer,
¿Acaso será Él también incapaz de hacerte recapacitar?
Muero mientras veo tu vida transcurrir y marcarte el rostro y el futuro.
Sé que a ti no te importa eso,
Quizá no debería importarme,
Pero algún hilo rojo debe atarme a ti porque no consigo aplacar mi dolor.
Seguro pensarás que soy un estúpido más que pierde su tiempo intentando hacerte cambiar de rumbo,
sin que yo acepte que estás ahí porque te da la regalada gana,
por que dices que sabes lo que quieres,
Y que no cambiarás por nada,
sin que aún pueda caber en mi cabeza y en mi corazón que así eres feliz.
Muero un poco cada noche que sales por ahí y no sé en dónde estás,
Me torturo pensando con quien transas tus caricias mientras empeñas tu alma y te hundes más en ese infierno en que ardes a placer,
Y, mientras, yo aquí ,en tinieblas, rezando,
tumbado en mi distante cama,
esperando que vuelvas a la tuya,
a tomar una ducha para olvidar aromas ajenos sobre tu suave piel blanca,
para que luego cierres esos bellos ojos tuyos,
mientras no tienes ni idea que en verdad alguien te ama bonito, con ternura y cariño,
y que cada noche mientras tú dices que vives,
Yo muero de pena por ti.