Drogado

Se me agotan las palabras cuando escribo esto,
Más aun cuando arrastro el reflejo de un viejo,
Me resquebrajo entre tantos garabatos
Pintados sobre mi espalda de hormigón romano.

Que me juzguen los jueces que me conocen,
La luna, el sol, un lápiz y aquellas voces,
Las que rondan por mi mente diariamente
Desconcertando mis versos más fugaces.

Enhebro una aguja para coser los recuerdos
Sobre mi mente a sangre fría sin anestesia,
Las palabras más crudas cuecen verdades
Dejándolas amargas como plato de entrada,
Cuando esperas de postre una mentira dulce.

La droga más fuerte y autodestructiva
Es la poesía cuando no te quedan hojas ni tinta,
La impotencia domina con cadenas de libertad
Cuando no tienes voz para poder gritar.

Escribo a pulso firme una carta
Que se la lleva una paloma blanca
De vuelta a la baraja de cartas españolas,
En donde el destino baraja mis poemas.

Tengo sobre dosis de vidas y palabras duras,
Soy una escultura que no conoce de cultura,
Soy un Ent durmiendo en el bosque de las hadas,
Solo soy un espectador que el telón lo quema
Y se fuma el guion de esta realidad.