Relato de los juntados

Éramos como dos niños arrastrados por la corriente roja de la vida
más solos que la noche menos estrellada, aun estando abrazados.

Picoteamos rosas en la copa de un árbol juntos.
Lloramos juntos una laguna de cristal para flotar en ella.

Nada pudo habernos hecho falta teniéndolo todo. Las pirámides
gigantes donde dibujábamos la aurora eran a nuestro tamaño.

Quisiera, a veces, darle en las manos un beso
que no acabe hecho polvo entre las trizas del tiempo.

Estuvimos tan cerca como para sentir la luna
desde la escalera de una alcantarilla abandonada.

Hizo de mis palabras arte, yo hice de sus labios un significado.
Con su premura arrecha se hacía la tarde más angosta y de arcilla.

Una historia que no cuenta cuentos. Con significados de remolino oscuro.
Y hoy se inyecta en mis venas como agua de miel, hasta escondernos en sombra

juntos.