Canto a una sombra clara

Guerrero perdido entre olas de espuma,
recita, indeleble, a una luna invisible
que sólo él ve.

Su guitarra ya está podrida de versos
y aún le queda mucho por pensar
mientras espera su Gran Tribulación;
mientras en sus dedos las cuerdas,
y le alcanza la gasolina para
decir una vez más, una vez más:
he vuelto a nacer.

Ayer era sólo un mocoso, un poeta de venas cortadas.
Hoy se las corta con tinta de sangre, se cose margaritas,
cultiva su aurora.
Cuando tiene frío, cobija palomas, en su pecho de hierro, fundido
entre diamantes de inefable procedencia.
Le gusta surcir, sacos hechos jirones,
aún cuando quemen a quien los ose arrastrar.

Se cree que no sabe quién es,está equivocado.
Su pacto socrático consigo mismo, no tiene otro fin que buscarle respuestas
a idiotas preguntas que áun siguen frescas en la inexistencia.

Pobre viejo carajito, siendo rey de la ausencia
deja que le sean ausentes, los caminos hasta el cielo.
No ve sin sus lentes de conciencia, que en el trasfondo de su avión marciano
brillan orgullosas las estrellas.