ABEJAS

poema de Yugen

Dentro de la flor su cabeza asoma,
ha encontrado la plantita perfecta,
que la enloquece con su dulce aroma

Sin dientes ni platos se come el néctar.
Ha vivido millones de aventuras,
pues la ambrosía divina recolecta

Mira a los albatros en las alturas.
Escucha sonidos de halcones bandidos
mientras mancha sus patas en dulzura;

ya que por más que intente sin sentido
no untarse del polen que atrás acecha,
hasta la misma cabeza ha sumergido.

Vuelve a su casa llena y satisfecha.
Como alma ochentera ella siempre baila
y canta por el bien de la cosecha.

Al llegar a casa a las demás avisa:
"Peligros surgirán en el camino"
Pero con cariño las tranquiliza

y cual anuncio en pergamino
a todas les cuenta su historia:
"¡Gracias a Dios vi al campesino!

pues él cambió mi trayectoria.
Me acerqué a él, solo era heno
con la nariz de zanahoria

Pero aquel muñeco era bueno
espantando todas las aves
y resguardando el centeno

del que salían brisas suaves,
olor de néctar escondido
de estambres con ricos jarabes.

Y por muy largo el recorrido,
solo al final me di cuenta
que el campesino ya sabía

que hacía allí volaría hambrienta.
Era a mi a quien había escogido,
y cual magistral herramienta,

usó mis ganas como excusa
para demostrar mi valía
Cuando el corazón me atormenta"