Amor

poema de coco

por Yonathan Vargas
28 de junio de 2025

Para sentirse completamente mejor.

En cierto lugar,
tomaba un baño.
Vestía con pudor.
Alguien se acercó,
se observaron…
y hubo interacción.
Tanta, que se emocionó.

Se miraron.
El tiempo se detuvo,
tanto que impactó.
Todo se ralentizó.
El sol rayaba su pelo
de color amarillo,
como cuerdas de guitarra
en movimiento sutil,
que en ese instante…
se deslizó.

Brotó un olor
que se presentó.
Quiso hablar,
pero sin voz habló.

La tarde acompañaba
con un intenso sol
que se despedía
con grandor.
Aún la claridad se veía.

Y así,
se presentó su energía interior:
como una rosa se vistió,
con hojas blancas,
su pelo como flor,
a veces de sol…
también se cubrió.

Un sonido la acompañó,
aunque no prestó atención.
Todo le quedaba bien.

Deslizando su mano,
un pequeño saludo mostró.
Le acompañó.
Demostraron mucha emoción.
Sus cuerpos apuntaron
a la misma dirección…
a la misma dirección.

Su energía era de color,
como las mariposas
cuando brillan bajo la luz del sol
en todo momento.
Así se presentó.
Nunca cambió.
Nunca cambió.

Sus ojos eran la paz,
como la del espacio exterior
cuando se mueve
en cada constelación…
en cada constelación.

O como cuando sale el sol.

Su boca, igual que un volcán,
latía en cada respiración,
de color rojo,
que llamaba la atención,
mientras movía lentamente
su rostro
en cada dirección…

Acercándose
lentamente,
como la imaginación.

Entonces,
el destello no se detenía.
Solo al verla,
se sentía el corazón latir.

Mostrándose entonces la paz,
como la germinación
de una semilla
en cada estación.

Todo esto admiró…
en toda ocasión.

Hay mucho por describir,
pero será
en una pronta ocasión…
en una pronta ocasión.