Aquella vez que morí
Sin rumbo desperté ahogado en mi inmadurez
Amigos que fingen el amor sin siquiera saber
Hermanos que dan desamor con indiferencia
Soledad propia de un condenado que espera
Apto con mayoría doy vueltas para nunca llegar
El Atleta que salta, alumbrado y sorprendido.
Frente a mi sentí el crujir de huesos y acero,
Dando el dolor inimaginable a mi cuerpo hecho
Desnudo en harapos al suelo en mi mar sangrado.
Mi vida se escurre en gritos y en rotos huesos.
En cada gota de sangre una esperanza perdida
En cada segundo obviado una sentencia de vida
Manos fuertes de hermanos olvidados levantaron
Pedazos de mi cuerpo unidos con las esperanzas
Por el limbo camine, gracias Dr. José Gregorio
Salvaste mi alma y mi cuerpo de mi inminente ocaso
Durante la larga espera para mi alma volver a hilvanar
Miles batallas con demonios y ángeles tuve que lidiar.
Contra mi propio enemigo que ya descubrí vencido.
Izándome hábil y erguido para otras batallas luchar.
Comentarios & Opiniones
Sentidas letras,un gusto leerte,felicidades,un cordial saludo
gracias, muchas gracias amigo poeta. es bueno que nuestros pensamientos, recuerdos y vivencias queden plasmadas a la eternidad.
Saludos cordiales. Obra agradable, amplia, con ideas y sentimientos cristalinos en su noble arte. Felicitaciones. Reciba mi respeto y amistad.
Muchas gracias amigo poeta, la poesía revive los sentimientos ya olvidado por todos, pero en el alma perduran las marcas hechas.