La armadura
poema de Yes
Y cuando regresó de la derrota, el caballero guardó su espada y se quitó la cota. No importa cuantas veces fuera a la batalla siempre a la llegada se despojaba de sus herramientas. Ella lustraba cada anillo y afilaba la espada, esperando que él no se la clavara en la espalda. Ella no tenía por qué estar armada ni protegida, hacía tiempo que había dejado a un lado el plan de su partida, pues sabía que él siempre la cuidaría.