le quiero hablar

¿Sabían que hay más estrellas en el universo, que granos de arena en la tierra?

esas son bastantes estrellas ¿no?

y dicen que, en tan solo diez gotas de agua, hay más moléculas que estrellas en todo el universo observado hasta ahora.

¡Eso sí que es una cifra muy grande! Tanto que sería difícil de entender o imaginar ¿no?

Aunque, no mucho para mí, ya que siento más ganas de hablarle a esa ingrata; que cada gota de agua, en una tempestad de mil años eternos.

Que todos los besos de una pareja vieja que se han dado desde pequeños.

Más ganas Que cada duración de una milésima de segundo. en horas, días. Meses... veranos eh inviernos.

Que todas las noches que a sus enamorados les han dedicado sus sueños.

Y Que todas, ¡TODAS las estrellas de incontables universos paralelos!

Y por cada una de esas estrellas y cada uno de sus destellos. Juro no buscarla yo, porque de ego y orgullo estoy enfermo.

Así las ganas de hablarle sea cada noche el motivo de mi desvelo.

Así me muera esperándola y no volvamos a vernos.

no voy a hablarle, porque eso seria caer en su juego.

¿por qué tengo que hablarle yo?

¿Por qué la felicidad tiene que depender de otros?

¿por qué entre más se quiere a una persona, siempre esperamos más de lo que ella nos puede dar?

No sé porque esperamos siempre lo perfecto, haciendo que el amor que nos dan o sentimos, sea siempre incompleto.

¡Ahh! Bendito sea o tal vez pobre inocente ciego, quién afirme que al veneno del amor es inmune... Pues para ese mal no hay antídoto, cuando de ese mismo se sufre.