Desierto
poema de William Somerset

Yo no quiero menos que tu piel,
que ya mis manos memorizaron
cada rincón de ti.
Exijo, mínimo, tus labios,
que ya mis labios
probaron la miel de los tuyos.
No puedo mirar otras pupilas,
cuando en las tuyas
vi el reflejo, vi la felicidad de mi alma.
Ya probé tu ser,
en tus labios ya calmé mi sed.
Ahora todas son desierto.
Disculpa mi exigencia,
pero amor, ahora todas son desierto.





