Y SE ARMÓ LA PAZ. (Canción con mi guitarra)

Por un puñado de viento
rechazaste la tierra y el mar,
y es que bajo este cielo de heno
mucho arde en esta ciudad.

Y al cobijo cavernoso, padre,
de la sierra desdentada, padre,
ves la luz vencida
desordenando la voz del muerto.

Crecen las gotas de sangre en el mar
donde se encuentran los amantes,
en el rincón de una caricia adivinas
que para el tiempo del errante
es solo cuestión de tiempo.

Hay violencia en mi abandono padre,
también respeto en la renuncia
y sangre
en tu alta cuna de cristal.

Desde aquí donde no existe el ruido padre,
desde aquí donde no existe el silencio,
veo armarse la paz.