En la desconfianza

Tanto mal en el tiempo
que tú y yo vivimos
o no vivimos
desgajo de la carne que se arañó
en una memoria malvada
Nada fue como recordamos
ni lo malo ni lo bueno, ni el placer
ni la venganza; tampoco la gloria
Puede que el uno al otro inventara
lo soñara o escribiera, para disfrutarlo después
días enteros, estaciones plenas
en un suicida -consciente- autoengaño
(Así, las cosas más bellas, el deseo)
Por eso tú, ser que no vives
que en ningún lado se encuentra
ni respira, ni late y tampoco sonríe
eres algo tan hermoso, inviolable
agujero negro donde las ilusiones mueren
al no saberse reflejadas

Imagen: Obra de Hans Ruedi Giger