La esfinge

Una mañana gris, la madrugada,
lenta de luz, se despereza inerme.
Matices, como alegres margaritas,
ponen en la niebla las muchachas.

Botones de luz rompen tinieblas
figuras leves, mirando de reojo,
violetas encendidas, la mañana.

Al fondo, quieta, está la esfinge.
La roja trama, otra vez lo intenta.
Ciega pone en el aire sus demandas.

¿Dónde, dónde estoy para sentirlas?
¿Dónde es ese país de las muchachas?