Espléndido día (Prosa poética)
poema de Eusebio García-Gasco
Se ha bajado tanto el horizonte que parece que quiere
bañarse allá lejos, donde las brisas peinan, con rizos de espumas, a las olas que ruedan.
Me inquieta quizás este árbol con hojas de seda inclinado a las aguas, que parece que sueña jugar con las algas.
Por hacer algo supongo, pasan volando las sombras de dos gaviotas. Tan blancas, que parecen lechuzas celestes, emisarias del alba.
Arrastran tras ellas la luz, con oro en sus dedos, palpando, haciendo reales las cosas del mundo.
Y al tocar la laguna del puerto, el silencio se quiebra con voces de aves que suenan hambrientas, cuando los peces saltan, enseñando sus dorsos con gotas de magia.
Nos ha nacido otro espléndido día.