El chico que conocí en marzo
Tus cabellos largos y hermosamente cuidados, siempre me han encantado. Cada hebra de tu cabello es como un poema visual que admiro sin cesar. Tu piel, suave y pálida, es un lienzo perfecto en el que la belleza de tus rasgos se destaca con elegancia. Tus ojos, tan bonitos y expresivos, me han atrapado desde el primer momento en que me perdí en ellos. No puedo evitar sentirme afortunada cada vez que me miras con esa intensidad y pasión.
Tu inteligencia y conocimientos son incomparables. Cada conversación contigo es un viaje emocionante a un mundo de ideas y aprendizaje. Tu cultura y modales añaden un toque de sofisticación a nuestra relación que me hace sentir agradecida por tenerte a mi lado.
Pero lo que más admiro en ti es que nunca permites que la fragilidad de la masculinidad defina quién eres. En su lugar, te enfrentas al mundo con valentía y determinación, persiguiendo tus metas sin conformarte con la mediocridad. Eres un ejemplo de fortaleza y coraje.