Una sola partícula

Por donde quiera que quiera mirar
solo veo hambre, violencia y mediocridad.
Los humanos hemos enloquecido
en este siglo que nos precipita.
Tan solo somos agua, pensamientos
y células que, como en la costa el manglar,
defienden un corazón cada vez más oculto.
Aunando todos los templos
no da para un altar de verdad
en el que la humildad se comprenda.
Los hijos de los hijos de nuestros hijos
recordarán que un tiempo atrás
el entendimiento se arrodilló ante la soberbia.
Aunque probetas, mitad sintéticos y asquerosamente
perfectos, por fin disfrutarán de las maravillas
de una naturaleza que nos aplastará sin contemplaciones.
Todos los cautivos del mundo actual
seremos el párrafo de una página en mitad de la historia,
ese rebaño que en un tiempo levantó la cabeza
y miró al pastor a la cara;
y tras sudar, tras reunirse con los perros
nos dejó la puerta abierta.
Ahora que sabemos leer, que los científicos
reúnen células con el fin aliarnos con los océanos,
ahora tendemos a encerrarnos
en mini cabinas de aislamiento
con miles de mini ventanas y altavoces murciélago.

Es hora de despertar
La luz está esperando
Si una sola partícula en tu interior
Vibra en su frecuencia
Búscala, dale alimento
Sal de tu celda, vuela
Alíate con el aire, con el tiempo,
con la vida, con la muerte,
con los demás, con los iguales,
con los diferentes,
con la montaña, con el océano...

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