Tu primer pecado

Desde este precipicio que comparto con mi soledad, puedo ver caer las primeras lágrimas de tus acciones, puedo oler la sangre que cae de tus alas, tus relucientes ropajes ahora se ven grises, ahora miras desde lejos con el sonido del arrepentimiento en tu corazón.
Fui testigo en cuerpo, mente y alma de tu primer pecado, fui consiente de tu primera mala mentira, a mis ojos te volviste normal, a mis oídos te volviste un solo de violín fuera de tempo, por primera vez mi corazón no latió por tu tristeza, mis tormentas no cesaron por tus palabras y mi alma no dejo de angustiarse con tu presencia.
He visto caer imperios, hermanos negados, amigos traicionados, madres trizadas y padres vagabundos, pero es primera vez que veo a un ángel llorar por su propia culpa.
Desde mi acantilado, desde este palco preferencial en el cual presencio mi mar de lamentos, acompañado de la lluvia de penas propias y horizontes grises, puedo sentir vientos diferentes, sollozos distintos a los que presencio comúnmente.
En tus hermosos ojos solo veo lágrimas, en tu celestial cara se refleja angustia, la comisura de tu sonrisa esta tan baja como tu moral, ha caído un rayo sobre tu pradera, se ha nublado tu sol, por primera vez no veo la luz a la que me he acostumbrado.
Debo dejar que te apagues, de permitirte sufrir, tienes que sentir el dolor del auto flagelo, ese del cual soy adicto, debes saber lo que es por un segundo vivir como yo.
Te he visto caer, llorar y sangrar, mis sentido no están más alertas por tus sollozos, mis ojos no pueden bajar más para verte y mis heridas no dejaran de sanar para sanar las tuyas.
Hoy he presenciado como el viento desordena tu cabello, como el lodo ensucia tus pies, como tus manos tapan tu rostro.
Hoy he visto como mi ángel ha perdido su primera guerra…hoy mi acantilado es más acogedor que tu pradera…