A ti

Mi dulce amiga, confidente y amante, cuanto deseo que me mires con tus dulces ojos, me toques con tus frías manos y me seduzcas con tus gélidos labios.
He pasado días tras días añorando tu llegada, pero me ignoras, me desvías con falsas promesas de amor, mientras sigo aquí aguantado y soportando esta triste realidad que llaman vida.
Mi dulce amor incomprendido, he tenido que soportar que hablen mal de ti, que eres cruel, injusta y traicionera, pero que saben ellos que solo te temen, no te comprenden, son ciegos y sordos ante ti, simplemente te juzgan.
Mi dulce olvido, deja de perder el tiempo con los demás y ven a mí, que te estaré esperando como fiel amante con un ramo de rosas y un camino de pétalos, para mirar tus fríos ojos y regalarte una sonrisa llena de alegría.
A ti dulce muerte escribo estas palabras, para que dejes de ignorarme, ya estoy perdiendo las pocas fuerzas que tengo para seguir en este mundo podrido, superfluo y desesperanzado.
Ven y tómame, ven y atiende a este loco que grita de amor ti, ven que no me arrepentiré como los demás, no te negare como todos, no te desconoceré como aquellos que ocupan tu nombre en vano, ven a mi he ilumina esta penumbra que llamo vida.

A ti mi eterna compañera,
a ti mi cielo estrellado,
a ti en mis días de lluvia,
porque añorarte y desearte no es suficiente, pero me consuela saber que algún día dejaras de ignorarme y vendrás imponente, hermosa y dulce a coger la mano de este hombre que te mira con deseo y amor.

A ti mi dulce muerte…