POEMA XX

Éstas son las últimas palabras que te escribo.
Sé que piensas que te amaré mientras estoy vivo.
Tienes razón en que te amo, pero ya no tanto,
sobre todo luego de ser razón de mi llanto.

A cada que abro los ojos tu imagen me toca,
con esa tez, quién pensaría que seas loca.
Tarde entendí tu juego, ¡tarde comprendí todo!;
es difícil olvidarte pero hallaré el modo.

No negaré la ilusión que sentí en cada beso,
ahora veo que de tu embrujo estuve preso.
Saboreé tus mentiras, bebí tu promesa,
soporté implícito tu complejo de princesa.

Me cuesta creer que seas tan vacía y fría,
¿acaso no entiendes que realmente te quería?
Pero ya, no hay caso, no echaré más leña al fuego,
no deseo que por esto se infle más tu ego.

Te crees la reina del mundo, ¡la inigualable!,
de qué te sirve todo eso si eres detestable.
Quizá al verte quieran conquistarte como sea,
¿por qué?, si en tu interior eres totalmente fea.

Cualquiera que viva contigo lo suficiente,
entendería que eres alguien que sólo miente,
quien antepone por encima sus sentimientos,
sin importarle que te provoque sufrimientos.

Éstas son las últimas palabras que te escribo,
y al hacerlo, poco a poco, siento que revivo.
Me despido de ti, aún presente en mi memoria,
y yo para ti, ni una gota de agua en tu historia.