CARTA V

Honorable y excelentísimo señor
De mi más grata bondad para su bella hija

Como es de costumbre os escribo esta misiva para os suplicarle me otorgue la dadiva de veros.
Carta a mi amada V
¡Dulce amada ¡ Hoy mis ojos te han avizorado a lo distante , y el infinito manto celeste se ha suicidado arrojándose al océano.
¡Dulce amada ¡ Hoy, como nunca, la desdichada muerte ha visitado mi lecho y me ha hecho compañía .
¡Dulce amada! Hoy como nunca, el amargo llanto ha inundado las rendijas de mis vacíos latidos
¡Dulce amada! Hoy como nunca, el desamor ha sufrido conmigo y la nieve ha sido mi cobertor.
¡Dulce amada! Hoy, la negra noche me ha abrazado y me ha dicho que tú no me amas.
¡Dulce amada, amor de mis días grises! Hoy, la decepción cubrirá mi lecho y el llanto será mi sustento mientras tu sutil imagen se vaya disolviendo en el riachuelo de mis recuerdos.
¡Dulce amada! Hoy, me despido: la muerte me espera.
Tu amado