Redentor

Los minutos se convierten en horas,
y las horas lastiman, desesperan.
Mis sufrimientos se vuelven agonías
y como un cuchillo a mi ser desgarran.

Más cuando te veo el dolor desvanece.
Mi espíritu se doblega ante ti,
tu mirada enciende fuego en la mia
Y tus besos salvan mi alma perdida.

Me hallaste entre profundas tinieblas,
Extendiste tu mano hacia mi fragilidad.
Compasivo sonreiste a mis virtudes,
Y dulcemente abrazaste mis pecados.