Versos a vos.

Un día leíste mis textos, quedaste...
¿Sorprendido?
Algo mencionaste sobre lo mucho que expresaban mi forma de querer.

Y heme aquí.
Contando las palabras, sintiendo en lo más profundo.
Conteniendo las ganas que tengo de llamarte, de correr a buscarte.
Y te escribo.

¿Ridículo?
Lo admito, lo soy un poco.
Es que tengo la costumbre de decir tu nombre
Cuando me siento perdido
Cuando necesito que me abraces
Cuando quiero que me digas que nos vamos de paseo
O que iremos juntos a hacer los comprados.

Te llamo -únicamente en mi mente-.
Porque no quiero importunarte
Porque soy egoísta y no quiero que me cuentes que te has enamorado.
Porque aún me duele que no hayamos podido tener una cita cada semana.

Por si lo dudas...
Aquí está tu respuesta.
Te escribo.