PASAJES DESORDENADOS

poema de Sin Rostro

Nos encontramos allí,
en aquella frontera, donde el mar se junta con el cielo.
Donde los recuerdos te vuelven a la memoria.
¡No me jodas!
Que yo no estoy ebrio, soy solo un hombre que aún tiene anhelos y francos deseos.
No me culpes si al verte tirado, te tiendo la mano, son mis ideales, yo tengo coraje, valor y fuerza de salir adelante.
Vamos a dejar las cosas claras: yo soy torpe, incoherente y a veces despistado, pero te quiero.
Mientras grito contra las injusticias que suceden mientras ignoramos el hecho de no amar-nos;
por no decir que es culpa tuya, ya que mataste el árbol que era casa de los pájaros, gusanos y mariposas.
Oh sí, yo no veo, no te escucho cuando gritas a lo lejos que mañana será tarde para vender el olvido.
Me río de tu descaro y lo comparo con la agonía de perderte, a la vuelta de la esquina, en aquel oscuro pasaje, donde las almas perdidas confunden el mar con el cielo...