Descreer

Dejé de escribir poemas de amor.
Dejé de hablar con la luna,
de preguntarle si alguna vez volverías.

Apagué las velas,
cerré las ventanas por donde te pensaba,
guardé la taza que siempre dejabas a la mitad.

Me convencí de que el amor
no era más que un mito mal contado,
una exageración de los solitarios,
un espejismo para quienes necesitan creer.

Pero anoche,
sin querer,
te soñé otra vez.
Y al despertar,
mi cuerpo aún temblaba por el eco de tu nombre.

Así que no.
No voy a mentirme.
No creo ya en el amor…
pero te sigo amando.