Dedicatoria
poema de Simona Costa
Sentadas en un andén perdido,
no pasan los trenes por estas vías
desde hace mucho ya.
Los relojes se pararon a las cinco y veinte
cuatro viernes atrás;
aún escucho tu respirar, siento
tus latidos, y tu aliento
ruboriza mi rostro.
En la tundra, fuera de la ciudad,
donde hace tanto frío,
reino de silencio y sobrevolar de sombras,
en los lugares por donde nadie anda,
nuestras figuras desaparecen poco a poco
en este espacio helado
como si se perdieran entre la niebla del amanecer;
aún escucho tu respirar, siento
tus latidos, y tu aliento
ruboriza mi rostro.
Comentarios & Opiniones
Tu poema más hermoso.
Muchas gracias a ambos. Abrazos.
Bello escrito y ha hecho un monumento a un momento de gran sentir. Un gusto leerla. Saludos y amistad reciba.
Sensible