Muerte

poema de San Brendano

Los años transcurren, la vida no cesa.
El malestar se columbra detrás de mi espalda
Niña-Meretriz- hojalata.

Si pudiera escuchar las palabras del nunca jamas.
He releído mil veces el inocuo teatro de Alicia en su país de serpientes.
Me las ingenie para no llorar frente a mis verdugos.
Son las mascaras de papá y mamá las que me golpean
son sus reproches los que más hieren.

Quizás este frente al portón de mi casa algún día.
Quizás aquel día le bese los labios a la vida y no la ahuyente.
Pero hasta entonces conformensén con esta pobretona
La pequeña, la dilucidada, la enferma.

Pues ezquisofrenica estoy de semejantes palabras
El abismo negro con sus espíritus altruistas me sofocan la hiel.
Repugnante, ave descollada, al final otro poemario.

Llama incandescente en las afueras del pelotón militar.