Fortaleza, segunda parte.

poema de San Brendano

A Juan,

Fortress

Segunda parte

—Oh, eh—... Yo oía, caminando Santiago a mi lado,—« lo vimos»...
... Y corriendo, arremangandome el vestido, desde el pecho hasta la ingle, — pasando...
— Vi a Pedro, — «y le grite»...
—El maestro ha llegado y se ha revelado. (solloze)...
Consternado y triste, melancólico, pero puro, — a mi, un pobre ignorante—... Cante...
—Yo, rubio, y joven. — sin haber conocido mujer, sin tener hijos—... Tan virgen.
«¿Y si él, se pierde? »...— preguntaron.
— Estoy aquí, en mi fortaleza. Junto a Dios, yo, Juan, estoy creyendo... —
—Dulcemente, como Gallia, en la tristeza del tiempo, — sin sonrojarme— «Hable»...
—En el mar de Tabor, con mis sandalias, con mi pecho hundido en emoción.— «Cante»... Yo, Juan. —El gentil.— He bebido aquí...
—Sufriendo por lo inconcebible.— He de destinar, escuchando la voz. — «Dulcemente»...
Aquí y ahora.— No es todo. — excepto esto, ahí, donde oigo. — «La lluvia y mi maestro, cuál sea, el origen, yo, veré.»
(No hay nada, sólo canto)— Escucharé mi ojal, «detrás de todo»... ¡Sin embargo; una niña, pequeña, Camila, inquieta, sollozante; me ha hecho pensar! — ¿¡ Qué he visto!?— sólo una vida.— ¿y para qué? —
—Soy Juan, me he estado lamentando. —
¿Tú, qué ves? ... ¿Acaso has oído al maestro, llamarme? ...—¡Oh, Pedro! —¿Por qué, no crees en mí? «Yo, no miento»... ¡Era él, y yo estoy aquí, como la vírgen, dijó, :— el águila del grupo y la luz—...
—Ahora, este juramento. Amarse hasta el final. — Y elevar las alas hacia el amor.
— Yo, Juan. «Canto y digo: hágase».—