Muladar de joyas

Y si las moscas persiguen el dulce menester de la vida,
los ojos pierden lo poco que pueden ver,
los ánimos lo ínfimo que pudieron hacer,
los brazos abajo,
los días casi muriendo...

Y si las bestias duermen hasta casi el estertor,
entonces la igualdad de la que tanto hablan
está enterrada en las bases de los edificios de estado,
en las grutas democráticas,
en las variantes comunistas,
en los claustros católicos,
en las murallas reventadas,
en las pirámides,
en las arrebatadas torres que rascan el firmamento,
en la capilla eterna,
en los mausoleos,
en la brutal mole de cemento
que se erige como recordatorio
que la mirada nunca es la misma,
y que las penas siempre son,
siempre serán...

Y si estamos en toda esta mierda,
ningún perfume francés puede salvarnos,
solo nos queda nadar,
vibrar más rápido,
matando el silencio,
usando la noche,
amarrándose a la luna,
derrumbando la vieja arquitectura de la ineptitud...

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