Te digo adiós
Te digo adiós
Te digo adiós, te digo adiós con esta sencilla prosa, y en silencio, sin que tú me escuches, sin que tú me veas; si, te digo adiós sin poder decírtelo mirándote fijamente a los ojos, porque tú nunca has estado en mi vida cotidiana. Te digo adiós tirando mis palabras al viento, libres de resentimientos; y quizás nunca llegues a saber que en este día de hoy, mi corazón finalmente se resigna y ha comprendido que jamás nunca nuestros destinos podrán unirse en un solo camino; porque para que eso sea posible es imperativamente necesario un acuerdo mutuo en dos corazones rebosantes de amor, el uno por el otro. No te digo adiós llorando, ni siquiera con tristeza en el alma menciono estas palabras, mas bien, estoy tranquila, serena y sonriente te escribo, porque sé muy bien que tú ya encontraste tu camino, y eso, ¡eso me llena el corazón de alegría y de una gran felicidad! ¿Y sabes por qué me siento así? Me siento muy feliz por ti, porque el amor no debe ser egoísta, y si tú eres feliz, yo también lo soy, por ti, por ti y por ella. Ahora que amas completamente, y te aman, ahora sí puedo decirle adiós a tu recuerdo. Te digo adiós, amigo de noches tristes, amigo de mis noches solitarias; ya no escribiré más poesías para ti, porque hoy le doy un punto final a nuestra historia, esa historia triste y feliz, que por muchos años ilusionó mi presente y mi pasado. Te digo adiós sin ningún reproche, y es que no puede haber reproches cuando se sabe muy bien que solo mi corazón amó sin esperar a recibir nada a cambio; mejor, te pido que imagines mi sonrisa en mi rostro albergando de todo corazón la esperanza de que tú seas siempre inmensamente feliz. Te digo adiós con un suspiro atravesado en mi pecho, despidiéndome por siempre de tus palabras poéticas, de tu poesía romántica que enamoró mi corazón, y de todas las veces que buscaste mi consuelo. Te digo adiós aconsejándote que la ames completamente, entregando siempre lo mejor de ti, nunca le des tu amor a medias, y nunca beses una boca ajena; cuídala con ternura infinita, ¡y hazla inmensamente feliz! Porque el corazón me dice que ella te ama, tanto o quizá mucho más de lo que yo te he amado a ti. ¡Nadie puede medir la inmensidad del amor! Pero si tú estás con ella es porque te hace feliz, y eso amigo mío, eso es muy difícil de hallar. Ella es la mujer indicada para ti; la que se quedará contigo hasta que seas viejo, y la que llenará tus días de risa, la que se despertará todas las mañanas de tus días en tu lecho, y la que te colme de amor y ternura infinita. Te digo adiós, y me voy contenta al despedirme, porque sé que tu soledad ha encontrado compañía. ¡Sean muy felices, y que Dios nuestro Señor ilumine siempre sus vidas! Estimula el amor para que no se apague, y escríbele poesías para enamorarla más; mímala con dulzura, ¡ella se lo merece! Sean felices, y siempre luchen por ese amor tan bonito que se tienen. Este adiós, si algún día llega ante tus ojos, quizá te sea indiferente, o quizá no, pero de antemano te pido disculpas si mis palabras te incomodan; yo tenía o tengo la necesidad de despedirme de ti, porque todo comienzo llega a un final, y yo para seguir adelante tengo que despedir tu recuerdo. Adiós amigo mío, y muchísimas gracias por todos los momentos hermosos que vivimos.
Palabras del alma
Martha Humphrey©