La cueva del deseo

poema de Santiago

Sombras proyectadas;
cadenas ilusorias:
las manos atadas,
las alas plegadas,
el alma postrada.

Ecos de verdades,
resonando en el olvido.

Esculturas de humo,
sobre altares de carton.

Sombras proyectadas;
espejos de colores,
luces de ocasión.

Ciegos velos,
solubles en dolor;
ojos esquivos,
espejos rotos.

La sonrisa del niño y
los sueños del hombre,
entre sacrificios y ofrendas.
Yo: verdugo extraordinario.