DÉJAME SER LA LOCA

Déjame torturando los tiempos equívocos del ayer
ya quiero fragmentar el alma del desquicio,
apártame de los tiempos moros del añejo vino que nunca bebí.
Aléjame del magnánimo mundo del estupor
aprisióname en los sentidos del hambre llágame con la herida del amor.
Si acaso existen los sueños del cielo si el alma tiene o no un dueño,
a quien le importa vivir en el olimpo ya nadie sabe del siglo en que vivimos.
Ya no marchiten más mi rostro con la suave brisa del mañana,
ya no me impidan el paso cuando solo quedan telarañas
opresoras del siglo en luz, castigadoras del silencio en cruz.
No me inviten a sus preámbulos cotidianos déjenme bailar la tocata de Bach,
déjenme vivir la luz de mi paz. No me cuenten cuentos con final feliz,
que ya entendí que no existe vida en los inventos del placer sin pedir.
Ya no sueño con nubes de algodón ya no clamo a un dios de amor;
que se queje el pobre en su miseria si ya perdieron la guerra del sentir
los hombres ya no luchan por ser iguales la lucha es sobrevivir.
Y la viuda que se joda y se vista de infeliz ya nadie se conmueve de su existir
así tenga mil hijos para enseñar…
Que importa si ya nadie se toca el corazón, el corazón qué es
sólo un órgano para quien lo quiera comprar y destrozarlo sin razón.
Ya no importa el viento ni el mar ya no importan los sueños del príncipe,
él se perdió en otro cuento del mundo que ya no existe.
El mundo que parió hombres que se comieron a los cuervos.
Ya deja este loco divagar de sombras que terminan por romper el hechizo
del corazón siniestro del ser. Si, está allá donde se perdió la humanidad
de un tiempo sin sendero donde llegar. Termino diciendo principio y no fin,
porque siempre se puede volver a terminar lo que no concluye,
loca manía de ser loca...