Incinerados

"Echa una cana al aire el indio triste.
Hacia el altar fulgente va el gentío.
El ojo del crepúsculo desiste
de ver quemado vivo el caserío. ,
Terceto autóctono."
CÉSAR VALLEJO.
Radiantes flores de mediodía,
y por los siglos de los siglos anidando,
hacia los albores de la elegía,
tu desnudez cual fuego transhumando.
Almenas, crespones y penachos,
la doncella baila,
virgen sobre la escarcha,
sobre la escarcha virgen baila,
la doncella entre penachos.
Consumidos a calicanto,
los corceles de la lujuria,
sobre tu edén van galopando,
los jirones de las astucias.
Opacidades, seda y carmín,
la humareda te corona para mí,
con sus fulgores de pólvora y rigores,
eres arcoíris de inmaculados colores.
Incinerados, carcomidos por ciberespacios,
incinerados, de tanto amor,
de tanto ardor, de tanto espasmo.
Y bajo tus alas de sudor volé tan alto,
a las entrañas del mismo sol,
para precipitarme en tu erosión,
en tu laberinto de basalto.
La escarcha virgen baila sobre la doncella,
entre penachos, crespones y almenas.
Y ella ya no es una estrella,
ni del cielo las fauces,
ni su cuerpo el dulce cometa,
que me incineraba constante,
entre lambrequines,
se pierde mi consciencia,
como el humo psicopompo,
de la concupiscencia.




Comentarios & Opiniones
Un poema muy natural, magnificas palabras "Y bajo tus alas de sudor volé tan alto, a las entrañas del mismo sol". Saludos
Un placer siempre Agata. Saludos afectuosos.