Sin tu mirada

entrégate cada vez que así lo sientas,
con fe, con aguardos y sin miedos,
cuando los ojos que mires te digan,
seré yo esa calma en tu asedio.

cuando creas que estás en lo cierto,
que sus manos de piel temblorosa,
no dibujan en su holgura rasante,
lo que viste y conviviste en otrora.

no es el fin si descubres que no era
ese amor el amor que tu esperabas,
en realidad no se llevará tus ojos,
solo ella se quedará sin tu mirada.

roberto peiretti