Sin tiempo ni edad

dejame dormir en tu cintura,
que la primera luna nos encuentre piel a piel,
temblando de sed, bebiendo la miel
de cada rincón de tu cuerpo, mujer,
que la noche cóplice oculte, en su negro silencio
mi huella en tu piel.

renacer en el último encuentro,
con todo el sentimiento de aquella primera vez,
veneno y amor, suspiro y sudor,
ahogando en el pecho ese grito de amor.
que en un cielo de almas solitarias,
sea una plegaria mi humilde canción.

dejame encontrar en tu mirada,
los sueños que no pudieron ser.
para olvidar la realidad,
y este tormento de amor sin piedad,
quiero ir deshojando poco a poco
esta historia de locos sin tiempo ni edad.

sueña que no hay sueños imposibles,
intentalo que es libre el corazón para volar,
los besos de amo, cubrieron la flor,
viviendo la dicha de un tiempo mejor.
imborrables notas que nos fueron,
sembrando en el pecho alivio al dolor.

vuelve a mi rincón que aún hay tiempo,
te esperan muchos versos, mi guitarra y tu canción.
bailemos si al fin somos vos y yo,
las piezas de un juego prohibido de amor.
mírame por tan solo un momento,
guardemos silencio, no digas adios.

roberto peiretti