NÚMENES.

poema de Ray Day

NÚMENES.
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Me abofetearon con sus alas en el rostro,
una y otra vez. Mas, caso omiso hice de ello
al ver infraganti como estas aves volvían
escurridizas a intentar alzar el vuelo.
No obstante, no hubo despegue.
Pesados y vidriosos sus élitros a la tierra
como lastre los retenían.

—Falso aleteo de cuervos—

De caballeros de la noche que horrorizados se percataban
de lo siniestro que era carecer de blancor.
Ángeles negros que no cesaban en elucubraciones
para golpearme en el rostro una vez más.

Prosiguieron en su intento y a lo lejos, en silencio,
oía el constante graznido en un cántico permanente.
Ante tal arrogancia, abogan a sí mismos cuando
al mismísimo crisol querían dejar de lado; evadiéndolo.

Las musas no existen en sus mausoleos,
el amor no es ardiente en sus cuerpos.
Las venas de su inspiración están saturadas
de ecos vacíos, mas las palabras no son sentidas.

Poetas o profanos; la poesía para ellos está prohibida.
Sus versos solo duran un instante y se evaporan pues el corazón,
no calma su sed con gotas de agua. Vive de sangre.

—Una historia del pasado—

Númenes que se mutilaron en las sombras de un cuaderno
y repartiendo avaricia, la esparcieron como cenizas por el viento.
¡Tranquilas son las tardes del presente!
En dichosas emociones, que acompañan
la fuente inspiradora de mi alma;
esa en donde nace la prosa insuficiente.

—Descifro de soslayo el gorjeo del cuervo—

Y en mi vereda te plasmo estos versos que brotan
como agua viva del manantial de ésta, la vertiente que nace en mis venas.
Sin importar si los destellos son del sol o de la luna,
del cielo o las estrellas; cuando la pluma y el alma se conjugan,
se hacen el amor entre ellas y queda preñada de versos la poesía.

Hoy, solo sueño contigo...
Contigo sueño y voy pintando en ellos,
versos que remuerden las entrañas.
Se me evapora el aire del pecho y entre suspiros,
mi corazón bombeando sangre te dibuja en poesía.
¡Dime!, dime lo que quieras y me redimo contigo entre besos y caricias.

¡Oh diosa de la tinta, de mi tinta!
De mi sangre fina, de acuarelas mi niña.
Dueña de mi amor y mis pesares...
Tan solo déjame decirte, que sin ser vanidad de vanidades,
mientras el Dios de mis altares me llene la vida de la tuya,
que alaben y que alaben; no son más que númenes sin carne.

Raymond Sánchez.

Comentarios & Opiniones

La Dama Azul

Caballero un gusto encontrarse entre vuestro escritos y recorrer los caminos cubiertas de profundas letras-

Reciba mis cordiales saludos.

Critica: 
La Dama Azul

"Pesados y vidriosos sus élitros a la tierra
como lastre los retenían.

—Falso aleteo de cuervos—"

Critica: 
Ray Day

Gabriela: agradecido por su visita y comentario, ya días no sabia de usted. :) Muchas gracias y reciba un fraterno abrazo.

Critica: 
Ray Day

Penny: usted puede decir cualquier cosa que guste. Sus comentarios son muy bienvenidos al igual que su presencia. Saludos para usted y agradecido por su apoyo incondicional.

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