Nostalgia en el Mineral de Fresnillo

Hoy en suelo argentífero
la soledad cubrió las calles,
las palomas de Tomás Méndez fueron presagio; de que proaño se cubriría de pasos ausentes, gorriones presos y jaulas forzadas.

Hoy cuando el reloj marcaba las ocho y cuarto; la escena era un cuadro que quizás hubiera deseado pintar Francisco Goitia, o tal vez, una partitura con epicentro en la nostalgia reproducida desde el piano de Manuel M. Ponce.

Hoy en el real de minas del Fresnillo,
parece que el silencio es un eco, y lo único que aspira a la inmortalidad.
Hoy se esfumaron los repiques de la campana de nuestra Señora de la Purificación, y los acordes de un swing o algun bolero de un concierto de la orquesta de la provincia.
Se marchitaron las cuerdas del violín de la "normalidad"; por un destino irremediable.

Corre a caudales la ausencia
corre a caudales el vacío
por algo casi invisible pero suficiente
para restregarnos en la cara:
el grano de arena que somos.