Dama de blanco
Sentado en la silla de madera,
ahora carcomida por la termita del tiempo,
aserrín entre mis dedos.
sopla el viento huracanado,
viaja la neblina con él
y poso mi mirada en estrellas,
al final de la calle veo luces diáfanas,
blancas como el la mismísima pureza de los lirios;
entre ellas una brilla con intensidad,
cual sol de eterna primavera.
Sigo sentado en aquella vieja silla,
en aquel corredor de los recuerdos,
donde la memoria me visita a diario
para envolver con sus dulces olores a mi presente.
Y veo las luces acercarse, lentamente, paso a paso,
noto que son ánimas, fuegos fatuos entristecidos:
algunos entonan lauros
y otros lloran con la luz del atardecer ceñida en sus retinas.
Una dama hermosa encabeza tal procesión,
la siguen muchas almas, un séquito lacrimoso:
unas vienen de rodillas, otras con la cabeza erguida.
se acercan hasta el corredor de mi corroída casa,
hasta la silla carcomida; veo a la hermosa dama, vestida de blanco,
mis manos trémulas le dicen adiós, mas ella se acerca,
me tiende su traslúcida mano, me traspasa el miedo,
y entonces ella, con amor, me abraza.
Comentarios & Opiniones
Que bello poema con mucho sentimiento.
Feliz Año Nuevo.
He leido tu Dama de Blanco con mucho placer poetico; escribís muy bien, ahora voy a leer tus otras poesias.
Felicitaciones
Guillermo
Nota:
deje 6 estrellitas; salieron solamente 4
G.C.
LO LEI ME ENCANTO... a veces me pasa lo mismo que a Guillermo!