Mal y desesperado
poema de Evaristóteles
Desesperado concluí
que la realidad era un virus tosco y fuerte
que me infestaba sin parar.
Y aún mas desesperado resolví
buscar un remedio brusco
que me librara de aquel mal.
Cesgado en la penuria
bebí ese antibiótico sublime
que desde niño solía tomar.
Y las dósis se multiplican
pero yo me siento cada vez muy mal.
Ya delirante comprendí
que no se tiene remedio
cuando se es la enfermedad.