Mal y desesperado

Desesperado concluí
que la realidad era un virus tosco y fuerte
que me infestaba sin parar.

Y aún mas desesperado resolví
buscar un remedio brusco
que me librara de aquel mal.

Cesgado en la penuria
bebí ese antibiótico sublime
que desde niño solía tomar.

Y las dósis se multiplican
pero yo me siento cada vez muy mal.

Ya delirante comprendí
que no se tiene remedio
cuando se es la enfermedad.