LA VORAGINE

La mañana lenta como la palabra

que nunca deseo escuchar,

como la risa tuya que sin querer en mis oídos se hace bulla.

Tu eres como la vorágine silenciosa

que con solo una mirada todo lo envejeces,

el sol parece enfermo y se sumerge en las sombras

a la llegada de la misteriosa noche.

Las palmeras se mecen muy despacio

porque la brisa casi no sopla,

pero no pierden las esperanzas porque vendrán

tiempos mejores en que los cocoteros podrán abrazarse.

La blanca espuma de su ruidoso oleaje,

bañarán las plantas de las palmas hasta llegar

al fondo de sus raíces que esperan ávidas

el vital líquido para rejuvenecer sus ramas.

Las gaviotas chillan desesperadas

porque no encuentran sus nidos,

donde las esperan impacientes sus pichones

ansiosos por comer lo que ellas traen en su buche.

Triste se ve la flor que debajo de las palmas,

que al ritmo de las olas como en un vaivén

también su tallo se mece,

aya lejos el martín pescador se zambulle

mientras el pez huye del pico aterrador,

que lo convertirá en rica comida

para su hambriento pichón.

BARQUISIMETO VENEZUELA 07/05/2013.

AUTOR: ADJUNTA OMAR.

RESERVADOS LOS DERECHOS DEL AUTOR.

P/133.