LUNA DE SANGRE

LUNA DE SANGRE

En la noche sombría, cual manto de azabache,
la luna se tiñe de carmín, de rojo intenso,
y en mi alma, un vago presentimiento se agazapa,
de amor y de muerte, en un eterno suspenso.

Yace crucificada el alma del poeta
Entre blasfemias, azufre
y una falsa excomulgación
donde duerme la tímida imaginación.

Yace por ahí, Capuleto dormida
Entre sabanas de versos, fantaseando
Siempre fantaseando
Un vals eterno donde baile con su amado.

Su piel, pálida y fría como el mármol,
refleja la luz de este astro sangriento,
y en sus ojos, un abismo profundo y fatal,
se esconde un secreto, oscuro y violento.

Trujillo duerme, sumida en un letargo,
mientras las sombras se alargan, misteriosas,
y en este instante, mi corazón se embarga,
en un mar de dudas, melancólicas y frías.

Como un vampiro sediento de caricias,
la noche nos envuelve en su manto oscuro,
y en tus labios, encuentro la ambrosía,
que calma mi sed, en un beso maduro.

Como una musa maldecida,
Vagas condenada en mis metáforas
Sin nadie quien te entienda
Y teniendo solo yo, la llave del laberinto,
Cual minotauro bravío, envisto al Teseo
Aun sabiendo que mi alma esta condenada.

Y en este edén de tinieblas y placer,
somos amantes fugitivos del alba,
perdidos en un sueño sin amanecer,
donde el amor y la muerte se entrelazan.

Tu cabello, cual cascada de ébano,
caer sobre mis hombros, suave y lento,
y en tu aliento, un aroma de incienso,
que me embriaga, como un vino potente.

Bajo la luna de sangre, nuestra pasión,
arde como una hoguera en la noche fría,
y en este instante de lujuria y adoración,
nos fundimos en un abrazo, eterno y mía.

En este laberinto de sombras y deseos,
nos perdemos, amantes condenados,
y en tus ojos, encuentro el paraíso,
aunque sea en el infierno donde hemos quedado.

En la noche sombría, donde el spleen me habita,
surge la luna de sangre, cual ojo de rubí.
Su luz, un espectro de pasión infinita,
me arrastra a un abismo de melancolía sin fin.

La luna de sangre, testigo silenciosa,
de amores prohibidos y deseos ocultos.
Su presencia, cual fantasma nebulosa,
despierta fantasmas de recuerdos sepultos.

En su reflejo, veo almas desoladas,
que vagan en la noche, presas del dolor.
La luna de sangre, cual musa malvada,
inspira versos de angustia y de horror.

Oh, luna de sangre, de pasión teñida,
tu belleza me fascina y me aterra.
En tu luz, la esencia de la vida,
y en tu sombra, la sombra de la quimera.