Me acuerdo
Me acuerdo
Me acuerdo la tarde que llegó de su trabajo, ese día había sido agotador, me acuerdo que le ofrecí un vaso de jugo, había pedaleado en su bicicleta para llegar a casa, esa tarde me dijo que lo habían invitado a una celebración religiosa, un amigo había fallecido por lo tanto iría a la misa de novenario. Me acuerdo que le pedí que me llevara.
Me acuerdo que me dijo que no porque era tarde y al bebe le hacía daño el frío de la noche, le rogué muchas veces, Hoy doy gracias a Dios que no me llevó, no estaría escribiendo este relato. Me acuerdo que sacó la motocicleta y se marchó, no tardo, tan pronto salga regreso, Me acuerdo que me enoje mucho, pensé que eso de la misa era una mentira para verse quién sabe con quién.
Me acuerdo que esa noche tarde en dormir, mis sospechas se acrecentaban, seguí pensando que a lo mejor estaba con otra mujer, los celos brotaban como fuego, solo esperaba que amaneciera para ver la cara de sínico que traería y las disculpas para que le creyera. Me acuerdo que mire el reloj. Era la una de la mañana, me imaginaba la cantaleta que le daría tan pronto abriera la puerta.
Me acuerdo que al abrir la puerta lo vi con el rostro ensangrentado y un profundo orificio en su frente, el pánico se apoderó de mí, el mal humor y la cantaleta habían quedado atrás, le pregunté: ¿Qué le paso mijo? ¿Por qué viene así?, Me contesto aterrado: ¡No sé qué me pasó! yo venía por la carretera, sentí un golpe que me hizo caer, me levante, mire a todos lados, no vi nada. Al respaldo de la casa vivía mi cuñado con su esposa Amparo, la llame para que me acompañara al hospital, había que llevarlo inmediatamente. Se había roto el cráneo y eso era peligroso.
Me acuerdo que Amparito dijo que fuera a donde vivía don Enrique para que nos llevara, su casa estaba muy cerca de la de nosotros, El problema es que nos separaba un riachuelo, para llegar había que dar una vuelta un poco larga.
Me acuerdo que mientras ella se quedaba con el bebe, fui a llamar a don Enrique, no lo pensé dos veces, no daría semejante vuelta para avisarle al vecino que tenía casi al frente, él lo podía llevar más rápido, a la una y media de la mañana, me sumergí en el agua, que me llegaba a la cintura, me acuerdo que no estaba fría. O fue el temor que no me dejó sentir el frío de aquella corriente.
Me acuerdo que mi cuñado nos acompañó, le sacaron unas radiografías, no tenía "fractura" ¿Hay sí que me enojé! Le reclamé la tardanza y la mojada en el rio esa noche. juraba por todos los santos que no había hecho nada malo, que ni siquiera había ido a la tal misa, que se la pasó jugando cartas.
Me acuerdo que me mostró la moto, estaba destrozada, ¡Dios Santo! Ese hombre está vivo de milagro, ¡Y cómo llegó con ella a casa! otra vez le pregunte con que se había estrellado, me jura que nunca vio nada, que seguramente el diablo lo estrelló por no haber ido a la misa.
Me acuerdo que pasaron doce días después del accidente, Como no había fractura no había peligro, podía tomarse unos traguitos. Viernes, sábado y domingo bebiendo con los amigotes. El lunes tenía que madrugar al trabajo. Eran las cinco y media cuando me desperté, lo llamé porque se hacía tarde, tenía que ir a cumplir con su labor. Abrió los ojos y me miro con esa mirada perdida, como la mirada de un demente, le pregunté que le pasaba, no me contestaba nada, solamente se reía de una manera que me aterraba. Agarré al niño y me fui a buscar a Amparito. Me acuerdo que ella no estaba en su casa, Volví a entrar a la casa y lo vi peor. Entonces corrí tanto como pude con el niño de seis meses en brazos.
Me acuerdo que Virginia fue a ver que le pasaba, ya se estaba poniendo violento, tuve que correr hasta el cuartel de policía que era donde ellos trabajaban, para avisar al comandante. Me acuerdo que todos estaban en formación. ¡Qué pena! Pero tocó interrumpir la formación. El carro militar lo llevó a Bogotá, por el camino desarrolló tal fuerza que arranco la puerta del carro, era un camión pequeño, pero arrancar la puerta con sus manos solo lo he visto en películas, pero fue cierto, mi esposo se había enloquecido.
Me acuerdo que los médicos decían que tuvieron que amarrarlo a la camilla, les pegaba, los mordía, perdió la memoria varios días; finalmente tuvieron que intervenirlo quirúrgicamente, la fisura en el hueso que tenía y los tragos que tomo fueron causa que se infectara parte del hueso y esto le produjo una terrible infección y meringitis, cincuenta días viajando para visitarlo en el hospital, Negligencia médica, o descuido.
Comentarios & Opiniones
Muy buena obra, saludos.
Muchas gracias María por tu huella en mis letras. Bendiciones
Tristes recuerdos, más todos las penurias que relatas. La bebida causa estragos. Cambia a las personas. Me atrevo a pensar que no fue el diablo el causante de su herida.
Saludo cordial !
Pues yo lo pongo en duda, ni una sola copa de licor traía en su cuerpo, o a lo mejor fue un castigo por mentir, no sé, Dios lo sabe.
Muchas gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar,
Bendiciones.
Exacto, solo Dios lo sabe. El licor no fue la causa.
Un abrazo
La vida está plagada de sorpresas y los accidentes ocurren y si no son bien tratados traen grandes problemas y más los golpes en la cabeza; triste y real relato Cielo, siempre un placer acompañarte en este espacio, abrazos, feliz noche.
Verdad o ficción, impresionante relato. Y cierto, la vida en pareja puede dar grandes sobresaltos indeseables. Por eso afirmo que la soltería es una escuela para dedicarse más a la especialidad que se ama.
Saludo cordial.
Y hasta nueva obra.
Interesante lectura la de vuestras letras.
Reciba cordiales saludos.
Muchas gracias Señor Artífice de sueños por tu presencia en mis letras.
No es ficción este relato,
Bendiciones.
Muchas gracias Dama azul por tu huella en mis escritos, Grato tenerte por aquí.
Muchas bendiciones.