El paisaje

Se levanta en la mañana resuelta a pintar el más bello paisaje que haya visto jamás, prepara su paleta con sus más intensos sentimientos: amor, alegría, tristeza y enojo, cada uno mezclado con un poco de pasión.

Inunda su pincel en el color oscuro del enojo y lo estalla contra el maltratado lienzo de su vida, inicia dibujando las sombras de su pasado, momentos de ira y odio se desvanecían conforme a cada pincelada que esgrimía.

Recarga su pincel, está vez con un verde de alegría, desde las sombras empieza a pintar árboles altos y frondosos, llenos de esperanza y expectativas, expectativa por un gran sueño, un bello comienzo y una nueva forma de vivir la vida, el cambio que solo la valentía le puede dar.

Vuelve a sumergir el pincel en la paleta de sus sentimientos y esta vez la embarga la tristeza, traza líneas en un azul melancólico formando un cielo vacío que sin haber nubes comienza a llover, son lágrimas que caen desde los ojos de su corazón; se pone a pensar en todo lo que dejará atrás.

Sacude su cabeza para alejar la tristeza y zambulle sus dedos en la calidez del amor, con manos desnuda embellece el cielo con dulces besos envueltos en nubes y una radiante sonrisa transformada en sol que desde el centro de su alma llenaba de paz su paisaje.

Pone a un lado su paleta mientras esboza una sonrisa y mira complacida la obra de su vida, un paisaje de amor y sufrimiento, de alegría y enojo, una obra que cuenta su historia, una historia plasmada a través de colores, a través del arte, a través de un paisaje.