Memorias de mi alma

Todo empezó siendo un día normal,
28 de Julio bajo el cielo de tu ciudad.

Rodeado de noche oscura
donde ni el destello de la luna
sabia hacerme olvidar mi hambruna,
observé en la plaza un cuerpo ejemplar,
unas caderas que eran difíciles de olvidar,
tú te diste la vuelta, yo solo podía mirar
esa cara tan bonita que Dios te quiso dar.

A pesar de que ya nos conocíamos, parecía la primera vez
los dos tímidos sin saber muy bien qué hacer,
nos decantamos por hablar
pero no nos podíamos engañar
los dos queríamos algo más.

Buscando mi corazón tan solo encontraste tiritas
mal pegadas de una vida sentimental marchita
yo trate de engañarte, que me encontraba bien decía,
inocente de mi, tu en verdad lo sabias.

Acabamos en la cama que ocupé esa semana,
perdido entre tus brazos,
deseando cada vez más tus labios,
sin dejar a la luna hablar
no lo fuera a estropear.

Locamente decidí
darte un poco más de mí,
hasta que el sol te viniera a recordar
la hora de tu inevitable zarpar.

Recuerdo despertarme,
ver que ya no estabas,
notar en mi corazón que faltabas
no tardé en apretar mi cabeza contra la almohada
Otra tirita mal pegada pensaba
mientras de reojo miraba tu mochila olvidada,
Cenicienta te llamabas.